Fernando Rubio
Nombre: Fernando Rubio Peña |
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Datos personales: Nació en Barcelona y falleció en 1988 en Sant Celoni (Barcelona). |
Cónyuge: Elena Peiro. |
Hijos: Fernando, Albert y Carles. |
Biografía: Fernando Rubio era moreno, bajito y fuerte. Aunque está aquí por su condición de actor, lo cierto es que, antes que eso fue luchador y que alcanzó en su categoría la distinción de alzarse con el campeonato de España, status que difícilmente tuvo parangón en su faceta interpretativa, en la que figuró muchas veces como actor de reparto y no de los destacados. Fue esta actividad, muy probablemente, la que le dio a conocer a la gente del espectáculo y su relevancia en el mundo de la lucha y su necesaria preparación física las claves de su desembarco en el mundo de la farándula. Fernando Rubio se desenvolvió ante las cámaras con el mismo entusiasmo con el que se empleó sobre el tapiz de la lucha y consiguió trazar, desde los minúsculos papeles de sus inicios en las postrimerías de la década de los años cincuenta, hasta los protagónicos de finales de los setenta, una honrosa trayectoria profesional que rara vez alcanzó resonancia popular alguna ni tampoco reconocimiento crítico destacable. Muy mediatizado por su físico macizo y breve como el de un bull-dog, Fernando Rubio aportó su labor a un buen número de películas, mayoritariamente producidas en Barcelona o por empresas catalanas, inscritas en géneros diversos, desde la comedia hasta el western europeo (lo que se conoce, extensivamente, como Spaghetti Western), pasando por el cine negro y criminal, a las órdenes de directores como Antonio Santillán, Juan Bosch, Francisco Rovira Beleta, Julio Salvador o Mario Camús y, muy especialmente, por ser su influencia la que corresponde al periodo más prolífico en títulos, bajo la férula de dos productores de muchos de los films de aquellos y otros directores, los también realizadores a su vez, y guionistas, Ignacio F. Iquino y Alfonso Balcázar. La primera aparición de Fernando Rubio en pantalla no pudo ser más estrambótica. Se produjo en el film dirigido por Antonio Santillán “Cita imposible”, estrenada 1958, en el cine Palacio de la Música de Madrid, “Ya tenemos coche” supone la segunda incursión de Fernando Rubio en el medio cinematográfico. Se trata de una comedia dirigida por Julio Salvador, realizador ligado a la productora Emisora Films, creada en su día por Ignacio F. Iquino pero de la que se había desvinculado a partir de 1948. “Ya tenemos coche” fue, no obstante, producida por una empresa distinta, la de Jesús María López Patiño, y se rodó en Madrid (donde se desarrolla la parte principal de la acción) y Barcelona. Las primeras experiencias de Fernando Rubio en películas Balcázar fueron dos coproducciones con México protagonizadas ambas por Silvia Pinal y dirigidas las dos por Tulio Demicheli, “Las locuras de Bárbara” (1959), y “Charleston” (1960). La aportación de Fernando Rubio en ambos títulos no parece pasar de anecdótica, a juzgar por el lugar que ocupa su nombre en el reparto. Entre los estrenos de las dos películas coproducidas con México se produjo el de “Altas variedades” (1960). Fernando Rubio figura en el reparto de “Los castigadores” (1962), que es el título del remake que escribió Miguel Cussó y que dirigió Alfonso Balcázar para su propia productora del film de Dino Risi, “Poverima belli” (1957), que no se había podido estrenar en España al no poder pasar la criba de la censura. La película contaba en su reparto con algunas estrellas de los escenarios barceloneses, como los muy populares Joan Capri y Gustavo Re. Rodada el mismo año que “Los castigadores”, pero estrenada bastante después, concretamente, en 1963, “La cuarta ventana”, producida, dirigida y escrita (en colaboración con José Germán Huici), supuso la tercera producción de “Juro films” y constituye una rareza por el hecho de reunir, en un protagonismo casi equilátero, a tres hermanas, Emma Penella, Elisa Montés y Terele Pávez. La sucinta contribución de Fernando Rubio al metraje de ”La cuarta ventana” consistía en un par de planos en los que actuaba como operario que restablecía el orden en el devastado local de diversión nocturna “La Pachanga”. La primera película producida por Ignacio F. Iquino en la que interviene Fernando Rubio es el film dirigido por Miguel Lluch, “Las estrellas” (1962). Esta encomienda, la de sostener una pelea con el protagonista, fue una de las tareas más habituales para Fernando Rubio, y ello de manera especial tratándose de producciones Ignacio F. Iquino, pues su titular era plenamente consciente de cuánto distrae al público “ver a la gente darse golpes”. Ni que decir tiene que el propio Fernando Rubio, exluchador, era plenamente consciente de esta predilección del respetable por la violencia. También en “Han matado a un cadáver” (1961) le tocaba a Fernando Rubio recibir algunos golpes de su protagonista, el distinguido actor antedicho, quien, en su papel del inspector Rivera, se veía obligado a quitarse de en medio al personaje que le salía al paso cuando se disponía a detener a los malhechores, unos falsificadores de moneda, hacia el final del film. El ineficaz sicario que se interponía en el cumplimiento de la misión del policía no era otro que nuestro Fernando Rubio, al que encontrábamos manejando una prensa en “Casa Furbanks”, una tienda-taller de grabados situada en el Pueblo Español de Barcelona, tapadera ideal para el negocio delictivo con el que se lucraba la banda a la que pertenecía. Ya comentamos en su día, lo relativo a esta producción de Alejandro Martí Gelabert, segunda en la que Julio Salvador tenía a sus órdenes a Fernando Rubio y en cuyo reparto menudean los nombres que eran compañeros habituales de rodaje del actor: José María Cafarel, Luis Parellada, Jesús Puche, José Luis Barcelona, Mario Beut, Gaspar "Indio" González, Ramón Quadreny, etc… Muchos de ellos, a las órdenes del mismo director, se reunieron nuevamente formando el reparto de “La boda era a las doce” (1962), producción protagonizada por una incipientemente estelar Conchita Velasco. De vuelta a la disciplina de las producciones Ignacio F. Iquino, reseñemos un claro antecedente de la producción “en serie” de westerns que se avecinaba. Nos referimos a un film sobre el tema del bandolerismo de Sierra Morena, “José María” (1963), que dirigió Josep Maria Forn, con Raf Baldasarre en el rol protagonista de José María Hinojosa, bandido apodado “El Tempranillo” por su precocidad delictiva. Le sigue “Young Sánchez (1963), en la que corre a cargo del desagradable papel del asistente personal (o “gorila”) del turbio don Rafael, encendiéndole los cigarros, conduciendo su coche o llevando a su presencia a la gente con quien don Rafael quiere hablar. Prácticamente sin diálogo que decir, Fernando Rubio cumple razonablemente con su subalterna función. Fernando Rubio cumple una función auxiliar en “Muere un mujer” (1965) un intento del todavía inexperto Mario Camus de apuntarse a la corriente, entonces explorada por cineastas jóvenes como François Truffaut, de hacer cine “a lo Hitchcock”. Si en la primera etapa de su carrera, que podríamos datar entre 1958 y 1964, los títulos en los que intervino Fernando Rubio se inscribían prioritariamente en el género policíaco y en el de la comedia de costumbres, a partir de 1965, con el sonado estreno de “Por un puñado de dólares”, el western europeo, lo que genéricamente se dio en denominar “spaghetti western” vino a ocupar un lugar destacado en las preferencias del público de extracción popular. Las coproducciones con Italia y Alemania, fomentadas desde la administración del estado español encontraron en este subgénero el terreno idóneo para proliferar, situación de prosperidad que cristalizó en la construcción de estudios cinematográficos que incluían construcciones estables de ambiente western, como el poblado que se construyó por cuenta de la barcelonesa productora Balcázar en la localidad de Esplugues de Llobregat. Un poblado que, prácticamente, llegó a convertirse en un segundo domicilio para Fernando Rubio. Fernando Rubio participó en el rodaje de un buen número de westerns, empezando por el primero de todos, “Pistoleros de Arizona” (1965). A “Pistoleros de Arizona siguieron, también producidos por Balcázar: “Oklahoma John” (1965) y “Sangre sobre Texas” (Alberto de Martino, 1965) y, curiosamente, también intervino Fernando Rubio en el último de los westerns rodados en “Esplugas City”, el paródico “Les llamaban Calamidad” (Alfonso Balcázar, rodado en 1972),. También filmados en los estudios levantados en 1964, fueron las siguientes producciones IFI, todas ellas con actuación de Fernando Rubio: “Un dólar de fuego” (1965) Nick Nostro y “Cinco pistolas de Texas (1965) Juan Xiol, "La diligencia de los condenados” (1970) y “Abre tu fosa, amigo… llega Sábata” (1971), dirigidas por Juan Bosch, y “Veinte pasos para la muerte” (1970) con Manuel Esteba a la dirección, “Un colt por cuatro cirios” (1971), western dirigido personalmente por su productor, Ignacio F. Iquino, lo mismo que “Los fabulosos de Trinidad” (1972), que ejemplificaba la manera en que Ignacio F. Iquino, como habíamos dicho de Balcázar en relación a “Les llamaban Calamidad”, trataba de explotar la fiebre popular por los westerns paródicos y zarrapastrosos. A estos títulos del género rodados en los estudios barceloneses cabría añadir otros de similares características pese a cuyo rodaje se había producido en parajes distantes, como “Río Maldito” (1965) Juan Xiol y “El Puro se sienta, espera y dispara” (1969) Eduardo Mulargía. Ignacio F. Iquino, siempre pendiente de satisfacer las apetencias del público, estrenó dos películas con el cómico como protagonista, una dirigida por Juan Bosch, “El terrible de Chicago” (1967), que parodiaba el ambiente gangsteril de la ciudad del título y otra, dirigida por él mismo, “07, con el 2 delante". Agente Jaime Bonet” (1966), parodia chusca de los films de James Bond. En ambas, participó Fernando Rubio. No por casualidad, Fernando Rubio tiene otro papel similar (aunque de mucha menor extensión) en “Nido de espías” (1966), película presuntamente seria que, filmada en régimen de coproducción con Italia, dirigió Gianfranco Baldanello. El papel de Fernando Rubio, como ha quedado dicho, era el de uno de los sicarios de la organización enemiga, y no de los más hábiles, por cierto. Como ya iba pareciendo que había de ser su sino, el personaje de Fernando Rubio moría violentamente, en este caso, alcanzado por las balas de las fuerzas del bien. Si una serie mítica dio a la posteridad el espacio dramático "Novela" de Televisión Española, esa fue "El conde de Montecristo", permitió a Fernando Rubio incorporar un personaje "de levita" que hablaba con prosopopeya y elegante distinción, alejándose una larga distancia de sus habituales esbirros del spaghetti western. Su actuación no desentona y nos permite aventurar que nuestro fornido protagonista era muy capaz de desenvolverse en papeles que no parecían, en principio, ajustarse a su físico. En medio de sus trabajos de Ignacio F. Iquino y Alfonso Balcázar, Fernando Rubio tuvo ocasión de participar de forma relevante en un film casi amateur "Pastel de sangre” (1971), una película formada por cuatro sketches escritos y dirigidos por unos principiantes Josep Maria Vallès, Emilio Martínez Lázaro, Francesc Bellmunt y Jaime Chávarri. Los cuatro jóvenes directores se habían conocido en 1970, en Benalmádena, en la Semana de Cine de Autor, certamen al que habían acudido con el bagaje de haber realizado únicamente films documentales. Fue entonces cuando se fraguó su amistad y la posibilidad de emprender un proyecto juntos. La producción, constituida en régimen de cooperativa, contó con la coordinación y el impulso del cineasta Josep Maria Forn y el rodaje se llevó a cabo en el escaso lapso de tiempo de dos semanas y media, para los cuatro sketches. “El mariscal del infierno" (1974) dirigida por el veterano León Klimovsky, presentaba a su protagonista como el maligno Gilles de Rais, un sanguinario señor feudal al que se le rebelaba una partida de valientes muy semejantes a la pandilla de Robin Hood, el famoso arquero de Sherwood. Fernando Rubio daba pobre posadero Si “El mariscal del infierno” recuerda en algunos momentos a las películas de la saga de Robin Hood, no tardará Fernando Rubio a actuar en un genuino representante de ella, “Robin Hood nunca muere” (1974), primer largometraje enteramente dirigido por Francesc Bellmunt. El tirón popular de Joe Rígoli, debe explicar el no desdeñable éxito en taquilla de “El pobrecito Draculín” (1976) dirigido por Juan Fortuny con nuestro Fernando Rubio, como Petronio, dentro del reparto de la farsa paródica. Ya iniciada la década de los ochenta, Fernando Rubio hace una última incursión en el género, al intervenir en el breve papel de padre de María, la protagonista estigmatizada de “Renacer” (1981) que rodó en parte en los EEUU el inquieto director Bigas Luna. Con el barrunto del final del franquismo, Fernando Rubio, que siempre había trabajado en películas cuya única pretensión era procurar distracción al público poco exigente pasa, de la noche a la mañana a intervenir en films cuya principal motivación argumental es la práctica (satisfecha o frustrada) del sexo. Por fortuna, en este género de películas, Fernando Rubio estará a las órdenes de algunas personalidades de talento tan contrastado como Fernando Fernán Gómez, Manuel Summers o Chumy Chúmez. En “Yo la vi primero” (1974) o “El precio del aborto” (1975) un film escrito y dirigido por Juan Xiol, que trataba de explotar el éxito de “Aborto criminal”, estrenada en 1973. Al año siguiente, se estrena “Amor casi...libre” (1976), un film de Fernando Merino sobre un guión de Manuel Summers y Francisco Lara Polop, en la que Fernando Rubio tenía un pequeño papel. Luego se estrenaría el segundo largometraje dirigido por el humorista Chumy Chúmez, en lo cinematográfico, un discípulo de Manuel Summers, y es en ese título, “¿Pero no vas a cambiar nunca, Margarita?” (1978) donde Fernando Rubio va a obtener un papel casi protagónico, como hermano incestuoso de la Margarita titular. Chumy Chúmez no dirigió más películas y Fernando Rubio no volvió a estar nunca tan cerca de ser el protagonista de ninguna otra. No obstante, todavía intervino en una película de mucho éxito en taquilla, “La quinta del porro”(1980), comedia completamente coyuntural que difícilmente resiste una visión en la actualidad sobre un grupo de “quintos” que hacen el viaje en tren que les llevará a incorporarse a filas en el Servicio Militar Obligatorio. Nuestro protagonista de hoy, Fernando Rubio, ofrecía una contribución circunstancial en el papel del revisor del tren en el que se desarrollaba el grueso de la acción. |
Premios: . |
Filmografía: (81 películas)
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Información de la biografía obtenida en http://ladyfilstrup.blogspot.com y Wikipedia.
Autor Ficha: Gingerlynn
Autor Ficha: Gingerlynn
A pesar que se ha encontrado una larga Biografía, gracias a ladyfilstrup, por ninguna parte se ha encontrado información de su lugar y fecha de nacimiento.
ResponderEliminarSi alguien puede aportar este dato se le agradecerá.
Hola, Fernando Rubio nació en Barcelona,la fecha la desconozco. Estaba casado con Elena Peiro y tuvo 3 hijos Fernando, Albert y Carles. Os comento esto porque yo soy sobrino suyo. Gracias y hasta pronto.
ResponderEliminarMuchas gracias Llorenç por la información que queda incluida en su biografía.
EliminarPor casualidad sabes si aún vive?
Saludos
Fernando
Murio hace más de 25 años, no se exactamente la fecha. Un saludo.
EliminarRubio was born in 1923.
EliminarNo he visto en su biografia (quizás este pero no me he fijado, la filmografía es completisima) una serie de Tve que hizo en 1971, Los tres mosqueteros, en la que hacía el papel de Rochefort, si no recuerdo mal. Hay algún capítulo en You Tube y El conde de Montecristo está completa. Saludos de nuevo.
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EliminarLlorenç, gracias de nuevo por la información.
ResponderEliminarLástima no tener más información sobre la fecha de nacimiento y fallecimiento.
Saludos
Rubio died in 1988, Sant Celoni, Catalonia, Spain
ResponderEliminarMuchas gracias por el dato.
EliminarQueda añadido.
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